LOS
HERALDOS NEGROS
Miércoles
24 de Julio, 10 de la mañana. Me regalan un hermoso libro de poemas
de Cesar Vallejo. Los Heraldos Negros.
Miércoles
24 de Julio, a las 21 horas. Me entero de que se ha producido un
accidente ferroviario muy cerca, en Angrois.
Leí
en la mañana y en aquel libro: “ Hay golpes en la vida tan
fuertes, yo no sé!/ golpes como el odio de Dios; como si ante ellos/
la resaca de todo lo sufrido/ se emponzoñara en el alma... yo no
sé!”.
A
esa hora recuerdo vivamente en la Praza do Obradoiro el poema de
Vallejo. Se anuncia por megafonía un fin de fiesta que aún no
comenzó.
Nos
marchamos todos en silencio deseando saber lo sucedido, o quizás
mejor deseando que no suceda...
Siempre
estamos necesitados de explicaciones y de encontrar un culpable. Así
simplificamos las razones y la conciencia.
Esos
golpes “ son pocos pero son... abren zanjas oscuras en el rostro
más fiero y en lomo más fuerte...”
Miércoles
día 24 a las 23 horas. Dos conocidos han fallecido en el accidente
y, una amiga de siempre, está en la Unidad de Cuidados Intensivos...
Esos
golpes tan cercanos “ son las crepitaciones de algún pan en la
puerta del horno que se nos quema” para siempre.
Esos
golpes tan próximos nos descubren de pronto el sentido de la vida,
al lado de la solidaridad y la generosidad del pueblo.
Nos
indican claramente la necesidad de contar con unos buenos servicios
públicos que algunos responsables, en nombre de su dios económico,
se empeñan en deteriorar o suprimir.
Y
el hombre... pobre... pobre! vuelve los ojos como / cuando por sobre
el hombro nos llama una palmada;/ vuelve los ojos locos, y todo lo
vivido/ se empoza, como un charco de culpa en la mirada ...”.
¿Como
escribir algo después de este infinito, en el que quedan tantas
esperanzas y sueños rotos?.