sábado, 12 de decembro de 2015

TRADUCTOR DE FRASES HECHAS Y OTRAS REFLEXIONES


(Recogidas aquí y allí)

Todos son iguales: Dícese en general por los conservadores, englobando a los  políticos y políticas de la izquierda, y casi siempre como argumento en caso de apuro, de discusión, contradicción, o disculpa, que justifica el voto electoral “a los suyos”.

Todos somos culpables: Declaración solemne usada en  general por los  malhechores, o por los responsables de una mala gestión pública.

Todas las opiniones son respetables: Confusión entre lo expresado y su calidad,  o entre la dignidad de las personas y sus razonamientos. Utilizase torticeramente  contra  aquellos que critican o insultan a las  personas y no a sus malos  argumentos.

Corrupción: Mal uso del poder para obtener beneficios personales o de grupo. Implica a dos personas: el que paga y el que acepta, es decir: corruptor y corrupto.
España es tierra de corruptos no de corruptores. Estos últimos son considerados casi siempre, por la opinión pública,  la publicada y los tribunales, víctimas inocentes del sector público y de sus voraces e insaciables representantes.

Ladrones: Dícese del que hurta (sin intimidación o fuerza) o roba (con intimidación o fuerza).
 En España se entiende por muchos, que son aquellos ciudadanos o instituciones financieras que tienen éxito en hacerse con la propiedad de otros ciudadanos.
En nuestro País no suelen convertirse a los candidatos en ladrones, pero si, con votos poco reflexivos o sectarios, a algunos políticos ya conocidos, en ladrones.

Buena política: Se entiende por  una minoría, que es aquella  que resuelve los problemas generales, heredados o no,  y la que promueve proyectos sensatos, y además  los realizan.

Buenos políticos públicos: Se dice que son aquellos que tienen sentido común, capacidad de liderazgo, y conducta ejemplar.
 Segunda acepción. Son  aquellos que dicen de forma sencilla lo que es sencillo de explicar, es decir los que ni confunden, ni desorientan al ciudadano.
Tercera acepción: los que procuran convertir en amigos a sus adversarios.
Cuarta acepción: los que no confían en el mercado para resolver los problemas públicos de la sanidad, de la educación, de las pensiones, o los problemas de los más débiles.
En resumen: los que son capaces de hacernos vivir juntos con cierta dignidad, bienestar, y en paz.
 
Ciudadanos inteligentes políticamente hablando: Dícese de aquellos que votan reflexivamente después de separar la letra de la música; las promesas (o la anticipación de un premio), de la realidad o de los hechos concretos realizados por los políticos.
 Son también aquellos que exigen saber siempre: el cómo, de  donde; cuando, cuanto, y el porqué de los proyectos y decisiones.
 Son los que saben que no hay una vieja y una nueva política, ni unos viejos o nuevos políticos,  sino una buena o una mala política.

Modelos político-económicos. Los que hacen hincapié en lo público, y los que lo hacen en lo privado.
Si se entiende que la política es la gestión de lo público, y esta gestión se encomienda al sector privado, se entierra lo que tiene de  interés social  la misma.
 Se anulan así los derechos en sanidad, educación, pensiones…y,  entonces la política se convierte en provecho y negocio  de particulares.
Por la contra si se entiende que la mejor  política, la más eficiente, la más eficaz, es la gestión privada, sin aclarar  él: como, cuando, cuanto, donde y por qué, entonces  el modelo adecuado es la privatización de todo lo público. (Es el modelo impulsado directa, o indirectamente, por el capital y por los conservadores).
 Esos dos modelos, dependerán en definitiva de cómo, en un país libre y culto  lo entiendan en general  sus ciudadanos; de  cómo sean estos informados por los medios y su gobierno, y, si después  tienen claro lo que más les conviene individualmente. (Léase más arriba: “ciudadanos inteligentes políticamente hablando”).

¿No pretenderá usted convencerme? :

 ¡Pues va a ser que  si. ¡

Ya sé que  todos queremos opinar como la mayoría, y  que la reflexión común es muy difícil de conseguir; pero le diré una cosa estimado amigo: “Los hombres y mujeres a los que no se les puede persuadir, con argumentos, y con razones,  me dan mucho miedo y mi País está lleno de ellos”.
 Ya sabe usted que se dice  que hay en España un tercio de la población que vive bien; otro tercio tiene miedo; y el último tercio ya no tiene ninguna esperanza. A propósito:
 ¿En qué tercio está usted?...

 Claro, ¡así se explican muchas cosas. ¡

¡ Que tenga  una feliz Navidad en cualquier caso.!