(Recogidas aquí y allí)
Todos son iguales: Dícese en general por los
conservadores, englobando a los políticos y políticas de la izquierda, y casi
siempre como argumento en caso de apuro, de discusión, contradicción, o
disculpa, que justifica el voto electoral “a los suyos”.
Todos somos culpables: Declaración solemne usada en general por los malhechores, o por los responsables de una
mala gestión pública.
Todas las opiniones son
respetables: Confusión
entre lo expresado y su calidad, o entre
la dignidad de las personas y sus razonamientos. Utilizase torticeramente contra
aquellos que critican o insultan a las
personas y no a sus malos
argumentos.
Corrupción: Mal uso del poder para obtener beneficios
personales o de grupo. Implica a dos personas: el que paga y el que acepta, es
decir: corruptor y corrupto.
España es tierra de corruptos no de corruptores. Estos
últimos son considerados casi siempre, por la opinión pública, la publicada y los tribunales, víctimas
inocentes del sector público y de sus voraces e insaciables representantes.
Ladrones: Dícese del que hurta (sin
intimidación o fuerza) o roba (con intimidación o fuerza).
En España se entiende
por muchos, que son aquellos ciudadanos o instituciones financieras que tienen
éxito en hacerse con la propiedad de otros ciudadanos.
En nuestro País no suelen convertirse a los candidatos en
ladrones, pero si, con votos poco reflexivos o sectarios, a algunos políticos
ya conocidos, en ladrones.
Buena política: Se entiende por una minoría, que es aquella que resuelve los problemas generales,
heredados o no, y la que promueve
proyectos sensatos, y además los
realizan.
Buenos políticos públicos: Se dice que son aquellos que tienen
sentido común, capacidad de liderazgo, y conducta ejemplar.
Segunda acepción. Son aquellos que dicen de forma sencilla lo que es
sencillo de explicar, es decir los que ni confunden, ni desorientan al
ciudadano.
Tercera acepción: los que procuran convertir en amigos a sus
adversarios.
Cuarta acepción: los
que no confían en el mercado para resolver los problemas públicos de la
sanidad, de la educación, de las pensiones, o los problemas de los más débiles.
En resumen: los que son capaces de hacernos vivir juntos con
cierta dignidad, bienestar, y en paz.
Ciudadanos inteligentes
políticamente hablando: Dícese de aquellos que votan reflexivamente después de separar la letra
de la música; las promesas (o la anticipación de un premio), de la realidad o
de los hechos concretos realizados por los políticos.
Son también aquellos
que exigen saber siempre: el cómo, de donde; cuando, cuanto, y el porqué de los
proyectos y decisiones.
Son los que saben que
no hay una vieja y una nueva política, ni unos viejos o nuevos políticos, sino una buena o una mala política.
Modelos
político-económicos. Los
que hacen hincapié en lo público, y los que lo hacen en lo privado.
Si se entiende que la política es la gestión de lo público, y
esta gestión se encomienda al sector privado, se entierra lo que tiene de interés
social la misma.
Se anulan así los
derechos en sanidad, educación, pensiones…y,
entonces la política se convierte en provecho y negocio de particulares.
Por la contra si se entiende que la mejor política, la más eficiente, la más eficaz, es
la gestión privada, sin aclarar él:
como, cuando, cuanto, donde y por qué, entonces el modelo adecuado es la privatización de todo
lo público. (Es el modelo impulsado directa, o indirectamente, por el capital y
por los conservadores).
Esos dos modelos,
dependerán en definitiva de cómo, en un país libre y culto lo entiendan en general sus ciudadanos; de cómo sean estos informados por los medios y su
gobierno, y, si después tienen claro lo
que más les conviene individualmente. (Léase más arriba: “ciudadanos
inteligentes políticamente hablando”).
¿No pretenderá usted
convencerme? :
¡Pues va a ser que si. ¡
Ya sé que todos
queremos opinar como la mayoría, y que
la reflexión común es muy difícil de conseguir; pero le diré una cosa estimado
amigo: “Los hombres y mujeres a los que no se les puede persuadir, con
argumentos, y con razones, me dan mucho
miedo y mi País está lleno de ellos”.
Ya sabe usted que se
dice que hay en España un tercio de la
población que vive bien; otro tercio tiene miedo; y el último tercio ya no tiene
ninguna esperanza. A propósito:
¿En qué tercio está usted?...
Claro, ¡así se
explican muchas cosas. ¡
¡ Que tenga una feliz
Navidad en cualquier caso.!