xoves, 26 de xaneiro de 2012

ALGUNAS REFLEXIONES




Dándole vueltas a las causas de la actual crisis política y económica que estamos sufriendo, les recordaba a unos compañeros ayer mismo, que nuestro País en los últimos treinta años se modernizo mucho, mejoró la situación económica y social, a la par, que la sociedad en general daba por sentado que todo este proceso fue sencillo y se mantendría muchos años...

Muchas de nuestras familias enviaron sus hijos a la universidad;las clases medias se consolidaron y crecieron; los “jubilados” llegaron a ser “pensionistas con derechos”; determinados servicios igualadores como la sanidad evitaron las viejas discriminaciones en materia de salud, o constatamos que muchas diferencias sociales se diluyeron a través del acceso a la educación.

Esta situación económica y modo de vida, junto con el paso del tiempo, tuvieron el efecto de subordinar las conciencias y el pensamiento de muchos de nosotros, de acuerdo con una conocida tesis marxista, y no al revés; llegando a la conclusión general y simplista de que si habíamos llegamos hasta aquí, era porque nos lo merecíamos, y si teníamos esos derechos se debía a que tanto el mercado, la sociedad, como la derecha política y la izquierda estaban por la labor.

Ahora en medio de la crisis comprobamos con cierta perplejidad y resignación que: el trabajo, los derechos, y lo público; frente al capital, al mercado y a los neo-liberales a su servicio, están perdiendo posiciones, poniendo en riesgo nuestra situación familiar, laboral y lo conseguido socialmente; mientras observamos de paso por el retrovisor ,como regresa la vieja moral conservadora por voluntad de los Rajoy, los Guindos, los Gallardones o las Aguirres...

La confrontación general entre el Estado de Bienestar y las exigencias insaciables de ese mercado y sus servidores, hizo recaer de forma engañosa las contradicciones de estos últimos sobre el primero, sin percatarnos que cuando un sistema económico es incapaz de mantener la cobertura del Estado de Bienestar, no es consecuencia de que este entrara en crisis, sino justo lo contrario, es decir: “es el sistema económico el que está en crisis; es inadaptable e inservible para atender las necesidades y los derechos básicos de los ciudadanos”.

Contribuye a esta confusión en mi opinión: la perdida de conciencia de clase;la quiebra del principio de solidaridad; la victoria de la economía y de determinados medios de comunicación sobre la política, y, la falta de ideas y explicaciones de una izquierda que no sabe todavía como adecuarse a los nuevos tiempos, ni ideó como resolver los problemas actuales derivados de una interesada y mal aplicada globalidad, todo ello sin renunciar o adaptar los valores ideológicos propios,pero sin perder la identidad y con la utopía como lejano telón de fondo.

O somos capaces de recuperar la primacía de la política con más verdades y menos cálculos contables; dar solución a los problemas actuales con proyectos nuevos para un desarrollo sostenible; corregir la desigualdades sociales y económicas; poner en marcha nuevas formas de control social sobre la economía ,y luchar en la calle, en el trabajo,en el café, y en internet, contra el fin del bombardeo ideológico conservador, o, nos aguardan años muy duros; porque el capital se ha vuelto muy violento e intransigente, a pesar de que nunca en la historia contemporánea unos pocos, nos deban tantos recursos y sacrificios a tantas personas.











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