REFLEXIONES
CONTRA-CORRIENTE (PRIMERA PARTE)
Vivimos en una sociedad
llena de seres resignados; de años difíciles que ya han hecho
viejos a nuestros jóvenes.
Una sociedad donde
mientras la responsabilidades de unos pocos quedan impunes; se
produce un gran sufrimiento para muchos que no tienen
responsabilidad alguna.
Una sociedad donde hace
más daño el mal ejemplo de esos pocos que cualquier otra
consideración.
Pertenezco a esa sociedad
a la que se castiga con recortes dolorosos e injustos, pero también
se la condena con palabras ofensivas y humillantes por el Gobierno.
No saben acaso nuestros
dirigentes que se soportan mejor las dificultades que el desprecio,
la arrogancia y la mentira.
Yo no acuso al
subordinado que ante una injusticia o un atropello, no critica o no
se enfrenta a un superior o a su empresa; comprendo su angustia y su
temor, pero sé, que una consecuencia de esta actitud colectiva es
la que nos ha conducido al servilismo por voluntad propia...
Compruebo y sé también,
que sobre asuntos importantes como el trabajo, la salud, la vivienda,
o la educación, nos ofrece siempre este Gobierno conservador y sus
medios de comunicación, explicaciones, excusas y justificaciones
económicas y políticas, pero también sé, que jamás nos dirán
que lo suyo es rematar con la solidaridad del Estado. Y eso que es
su modelo.
La sociedad “percibe”
que vive cada día peor; que se han degradado sus condiciones de
vida; pero se evita por los políticos y los técnicos
pro-gubernamentales, llamarle a esta percepción, la de los “nuevos
desclasados”; prefieren calificarlo como: “la nueva escala
social”.
Les asustan ciertos
términos que recuerdan enfrentamientos e iniquidades resueltos en el
pasado, con revoluciones cruentas.
Es estúpido estar más
preocupados por definiciones precisas, que por precisar el sustento
diario y la dignidad de un pueblo.
Convendría en este nuevo
tiempo de desclasados ser más filósofo que matemático. Más líder
que técnico.
Observo a demasiados
ciudadanos gallegos admirando a hombres poderosos sin entender nada
de lo que hacen y deciden, pero que lo pueden llevar a cabo gracias
al poder que esos mismos ciudadanos le han otorgado.
Nos haría falta saber
reconocer mejor a los enemigos, que tener algún supuesto amigo
que votar.
Sé que los cambios
políticos y económicos a favor de la ciudadanía son complicados en
tiempos de crisis, pero lo son aún más por falta de ideas, de
valor y de dirigentes capaces.
Sé que pocos aciertan
antes de errar alguna vez, pero es que estos conservadores, se
equivocan siempre en el mismo sentido...En ellos no hay nada que
dependa del azar...
Y por último creo que la
sociedad no está en crisis; lo que sí está en crisis, es el
capitalismo des-regulado, que se ha vuelto muy violento, y busca
agresivamente la desigualdad que es su verdadero motor de arranque.
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