luns, 1 de abril de 2013

RESTAURADORES Y RENOVADORES


RESTAURADORES Y RENOVADORES


El progreso supone casi siempre un cambio, una renovación. Supone mudar lo viejo por lo nuevo, y, en dar intensidad y validez a esto.
Restaurar es simplemente reparar lo estropeado hasta dejarlo en el estado anterior.

Don Antonio Souto, catedrático de Lengua y Literatura del Instituto, se expresaba así, al explicarnos lengua y literatura hace muchos años, y, remataba casi siempre con aquella frase suya tan misteriosa entonces :quien domina las definiciones domina el debate y las soluciones.
No entendíamos entonces el alcance de lo que nos decía, pero ahora resulta útil para comprender la complejidad en que vivimos...

Todavía está muy lúcido, y desde sus casi noventa años, pimpollea con garbo por la alameda, saludando a sus viejos alumnos casi todos en edad de jubilarse, y que al parecer, ahora lo entienden mucho mejor.

Le abordamos, nos saluda, no nos conoce de inmediato, pero nos damos a conocer.

Ya quienes sois. Nunca creí que llegarais a meter tanto ruido en la Ciudad. Fuisteis buenos renovadores, eso sí, de la mano inteligente y culta de aquel alcalde que la transformó...

Le comentamos asuntos actuales y le manifestamos que los hechos de lo que sucede hoy , no nos encajan en la teoría que hemos aprendido, y, como no podemos cambiar los hechos,le soltamos aquello de que:al menos deberíamos cambiar la teoría...
Se ríe y nos observa como sorprendido de nuestra audacia.

Vaya, vaya, algo habéis aprendido con los años, osea que como no podéis modificar los hechos queréis operar sobre el lenguaje. ¡ No está mal!
Eso hace todos los día Rajoy, y ahora también Feijoo con las amistades peligrosas.

Claro que los hechos no lo son todo. Saberlos interpretar requiere razonar muy bien. Y me temo que hemos aprendido poco colectivamente.

Le preguntamos sin más y a bocajarro:Don Antonio, ¿que opina del debate sobre la necesaria renovación política?”.

Eso os lo expliqué hace cincuenta años, cuando nadie podía hablar de estas cosas. Y lo justifiqué en clase cuando os decía queel lenguaje utilizado, siempre era el del poderoso.
Siempre tuve esperanza de que algún día lo comprendierais.

Cierto es que el progreso consiste en renovarse, pero ¡por dentro!.
No basta con cambiar las personas, hay que cambiar las ideas y los objetivos.
Cambiarlos no solo en la forma sino especialmente el fondo. Y ahora por fin entendéis que esas cosas se llevan mal con el poder, y con los que en él están instalados.

Todos los progresistas, cuando hay crisis habláis de renovación, la mayoría de buena fe. De otros, si conociéramos sus verdaderos motivos no los votaríamos nunca.
No basta con cambiar para renovar y al revés, decía Machado. ¡Cuanta razón tenia!.

Observo que muchas veces el corazón de vuestro partido late mucho más deprisa que el vuestro propio.
En general, el deseo y la necesidad de cambio de los ciudadanos, es mucho más apremiante e intenso que el de nuestros dirigentes.

Don Antonio usted tendrá alguna idea sobre la situación económica y social actual, le preguntamos después de un silencio prolongado .

No nos mira. Frente a la imponente mole de la catedral vista desde la Herradura, la pregunta se desvanece como algo carente de interés en el tiempo histórico...

Al rato se vuelve y nos dice:

Ya nadie busca el auxilio de la cultura y de la razón. Nadie o casi nadie defiende los grandes principios humanistas, casi nadie demuestra independencia de criterio, sino ciega obediencia y estúpida disciplina.
Entre los hombres que hoy todo lo creen y los que razonan, existe un abismo del cual sale derrotado el pensamiento.

Seremos al final todos nosotros los autores del fracaso social, de no acertar con la puerta de entrada, que es la educación, el compromiso colectivo, y la exigencia en la aplicación de los grandes principios.
La quejas y el miedo son solo el lenguaje de la derrota que nos inoculan como un virus, los representantes del poder económico y sus apoyos políticos.

Si no somos capaces como pueblo de decidir que clase de sociedad queremos, nos la construirán, como lo están haciendo, y lo harán a la medida de los intereses de unos pocos, vaciándonos la cabeza para mejor poder llenar sus bolsillos con sus propias definiciones...

Ahora mismo vamos desgraciadamente desde el futuro, hacia el pasado queridos amigos... Pero calcular el final de esta terrible crisis, es algo tan incierto...
Aunque que se dará como en todos los partos, ¡con mucho dolor!.


































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