xoves, 5 de decembro de 2013

¿ MERCADEAR O REHABILITAR?

¿MERCADEAR O REHABILITAR?


Los sinónimos de rehabilitar son muchos: restaurar, rehacer, restituir, rescatar, regenerar, reparar, reponer, restablecer; pero, en ninguno de ellos, tratándose de viviendas, de edificios en centros históricos o de centros antiguos, debiéramos alejarnos mucho de un proceso cultural, en el que intervienen el entorno, las formas de vida, los espacios urbanos, el parcelario, y, sobre todo los edificios, y, las viviendas junto con la población que en ellas viven.

Rehabilitar es recuperar, y reparar, aquella parte de la ciudad que prioriza al hombre, y que supone la puesta en valor de la calidad, junto con un mínimo sacrificio de los recursos. Es añadir vida a los años de los edificios y viviendas, y no simplemente años a la vida.

Rehabilitar es restablecer la lógica constructiva, la belleza, la economía de obra, o los espacios educativos, que se manifiestan en nuestras viejas ciudades en forma de historia y de arte.

Rehabilitar es rescatar lo mejor del pasado común y tradicional, algo así como entrar en el futuro sin renunciar a un pasado que nos singulariza, que nos identifica y, nos otorga una identidad única y universal.

Son en este caso, las instituciones públicas y los representantes municipales, los protagonistas de las intervenciones en estos espacios excepcionales.

Son estas y estos, los protectores en el tiempo, de los conceptos claves y de las actuaciones asumidas y realizadas; actuaciones que dieron lugar a reconocimientos, premios y, prestigio nacional e internacional a Santiago de Compostela.

Premios como el Europeo de Urbanismo otorgado por la Comisión Europea en 1998, o el Premio U.N.Habitat 2002, concedido por la Organización de Naciones Unidas lo corroboran.

Ciudades, con centros históricos como el de Compostela, han sabido mantener durante décadas, los delicados equilibrios entre la mejora de la habitabilidad y la funcionalidad; respetando espacios públicos y ampliándolos; fijando población interviniendo incluso en políticas sociales; corrigiendo patologías, y, conservando los elementos arquitectónicos, usando materiales tradicionales básicos.

Fueron alcaldes,como Xerardo Estevez, el gran impulsor de esta política culta, los que consiguieron, con el apoyo unánime de la Corporación Municipal, que la Sede Central de la Unesco en París, formalizase la Declaración de la Ciudad de Santiago y su entorno delimitado, como Patrimonio de la Humanidad.

El Plan Especial de Rehabilitación de la Ciudad Histórica protege desde entonces, el casco histórico y monumental, que además, incluye, el entorno, los paisajes y determinados edificios y zonas fuera de la propia Ciudad, tales como el Monte Pedroso, Conxo, Sar , y algún barrio periférico.

Hoy, empezamos a comprobar en alguna pequeña pero significativa actuación, una alarma previa.
Podemos inferir, que estas actuaciones se llevan a cabo por exigencias económicas y comerciales que priorizan su interés únicamente, y respaldadas, que no legitimadas, por normas de inferior rango al Plan Especial.
Y podemos deducir, de ser esto así, que pueda empezar a conducirse el proceso rehabilitador a su quiebra conceptual y material.

Nuestras instituciones y sus responsables, tienen la obligación ética, y cultural, de defender los intereses superiores en este histórico hogar público, ello, junto con muchos ciudadanos y profesionales conscientes, es decir, aquellos que saben reconocer en la memoria de nuestra Ciudad Histórica su excelencia y particularidad.

No podemos confundir nuevamente el silencio ignorante que siempre otorga, con la opinión preventiva, y el interés en la observación atenta de lo que sucede en esa parte de la Ciudad.
Si es así, lo lamentaremos pública e inútilmente más adelante.






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