sábado, 22 de marzo de 2014

NOTAS TOMADAS MIENTRAS ESCUCHO

NOTAS TOMADAS MIENTRAS ESCUCHO


Parte de nuestra actual realidad informativa se reduce a lo aparente, a lo artificial y a lo falso.
Vivimos en una sociedad donde solo triunfa el espectáculo, el escándalo, las pantallas del ordenador, o de la televisión.
Muchas de las imágenes que vemos, las tertulias que escuchamos, o los artículos informativos que leemos, adaptan la realidad al formato adecuado; que suele ser, el que produce más cuota de pantalla, audiencia, o venta de ejemplares.

Todo lo que sucede tiene que entrar primero por los ojos, desde el amor, hasta la guerra, todo, interese o no, se retransmite o escribe sin pudor, y sin preservar la dignidad de las personas.

Se dijo, que malos testigos son siempre los ojos y los oídos cuando se tiene el alma de un bárbaro.
Y hay mucho bárbaro en las finanzas, en la política, en la iglesia,en los tribunales, en las cátedras y en las empresas del País.

Contamos hoy con  muchos más ignorantes que con  cabreados conscientes, los primeros siempre embisten sin razonar contra todo lo que ven, len o escuchan.
Ha triunfado el prejuicio social sobre el necesario y responsable juicio individual.

Opinar y prometer en política solo está permitido en abstracto. No interesa hablar claro ante la incertidumbre reinante.
Esa actitud estratégica de moda gana las elecciones, porque el hecho de juzgar, es decir esforzarse individualmente por conocer la verdad, ha quedado relegado en exclusiva a algunos jueces, que son aquellos que  no ponen su vanidad por delante de las leyes, o los que no mantienen las diligencias abiertas durante años, por no estar satisfechos nunca con las pruebas acumuladas.

Y mientras tanto, muchas pantallas, muchos micrófonos, y muchos periódicos, van celebrando con regodeo juicios anticipados, y repartiendo condenas que nunca llegarán a cumplirse, en nombre de su verdad editorial y de su conveniencia económica.

Y de este modo, nos estamos cargando las instituciones; los servicios públicos; sospechamos de todo y todos; nos denunciamos y criticamos los unos a los otros...
Hasta los delincuentes convictos se esfuerzan en demostrar con acusaciones extemporáneas y falsas, que todos somos iguales, y que no existe la honestidad en la vida pública.

Estamos en el principio de una nueva inquisición popular, impulsada, consciente o inconscientemente por los poderes del Estado.

Si hay que cambiar la realidad, por imperativo del mercado, se cambia la imagen, la frase radiofónica, la opinión en forma de información, o se retoca la encuesta de población activa, y se añaden lemas y letanías como: “España va bien”, “hay luz al final del túnel”, o los famosos “ brotes verdes”.

Mientras tanto se extendió de forma dogmática el concepto de tolerancia, que suena falsa, cuando se acepta mejor al corruptor que al corrupto.
Nos hemos vuelto más tolerantes con los intolerantes, por simple temor o ignorancia, o porqué perdimos la capacidad de indignarnos, ante las injusticias y las trapacerías.

Ahora nos llega nuevamente la hora de la independencia de Cataluña. Pronto será la de Euskadi.
Y llegan siempre históricamente con las crisis, siempre de la mano de nacionalistas, y alimentada por la insolidaridad y la exclusión del contrario.

En Cataluña hay mucha gente de clases medias y populares convencidas de  que el independentismo, les traerá la riqueza y el bienestar que les fue arrebatado por España.

Esta idea solo se combate con argumentos; con la política y con actitudes dialogantes pero firmes y claras, en el marco de convivencia que nos hemos dado, porque los motivos suelen ser personales e interesados, pero las razones pueden y deben compartirse...

Es decir, con una actitud democrática e inteligente, que este Gobierno conservador no practicó hasta la fecha con nadie...





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