PROHIBICIONES Y LIMITACIONES
Juan Pérez y Pérez, es un
profesional del mundo del cine.
Vive en Madrid de su profesión de
guionista de ciencia ficción, pero no perdona la realidad terrenal y temporal
del cocido gallego que compartimos
juntos todos los años por carnavales.
Tiene escrito un libro titulado
“Prohibiciones y limitaciones desde el poder alienígena”, que al parecer ninguna editorial le quiere
publicar, pues según estas, carece del mínimo rigor científico.
Juan me muestra una fotocopia de su manuscrito que lleva en una
vieja cartera y se empeña en leerme unos
párrafos del mismo. No me hace ilusión alguna dejar de concentrarme en el lacón
con grelos y en las filloas “da pedra”, pero acepto escucharle mientras papeamos.
─ Mira chico
lo que las leyes mundiales no prohíben puede prohibirlo la decencia y la
dignidad planetaria… Me explicaré mejor con unos argumentos de mi libro:
─
Se prohíbe el consumo de drogas en todo el Planeta Tierra, porque hace daño a
nuestra salud. Pero no está prohibido el consumo de alcohol, o del tabaco, por el bien que le hacen a la economía
y las finanzas.
─
Está castigado por las leyes no pagar
puntualmente la deuda de los créditos solicitados a las entidades financieras,
sea cual sea la causa. Y ese compromiso o impagado conlleva el desahucio de la
vivienda sin dación en pago; el bloqueos de la nómina (si la tienes), o subasta de tu patrimonio.
Pero no está penado que muchos financieros, asesores, y altos directivos de la
banca, arruinen sus empresas y puedan apaciblemente disfrutar en paz de sus planes de pensión, de su patrimonio o de su
fortuna personal, sin ser molestados por nadie.
─
Se critica y tacha de locos y extraterrestres, a aquellos que argumentan que la
inmensa riqueza de unos pocos es casi siempre responsable de la pobreza de unos muchos. Es decir, no se
explica o investiga porque que el 2% de la población dispone del 70% de
los recursos en cualquier país del globo.
─
Se limita la igualdad social como algo utópico,
irrealizable y fantástico, pero no se
limita la desigualdad que producen los
mercados no regulados, la absurda tesis acientífica del consumo con crecimiento
infinito, y el beneficio personal desorbitado, es decir estratosférico.
─
Esta fuera de toda duda, que las ganancias de cualquier empresa o negocio son
un éxito del sector privado, de su eficiencia y de su inteligencia, sector a los que no se les
puede fijar límites o poner trabas. Pero no se acota, ni condiciona, o
cuestiona, la socialización y rescate
con recursos públicos de las pérdidas de muchas de esas empresas o negocios, ni la devolución
paulatina de esa deuda pública.
─
Se limita el derecho a la huelga, y a
las manifestaciones. Pero no se impiden las condiciones laborales que impone el
mercado, exterior, interior, o cósmico, ni los
salarios humillantes propios de los pobres esclavos descerebrados de alfa
centauro.
─
Se limita por la ley y las buenas
costumbres morales terráqueas, el tráfico de personas y mercancías, pero no el
de capitales, sea cual sea su procedencia origen y transporte. Sea este vía
astronave suiza o maletín Internet.
─
Se impide desde la ley y los tribunales, con sentencias y enormes indemnizaciones, la reversión
justificada de las concesiones administrativas, en autopistas, o en servicios; e incluso se les
asegura por el Estado su equilibrio financiero; pero, no se prohíbe congelar o reducir el
salario o las pensiones a funcionarios,
a los jubilados, o la modificación de las
condiciones sanitarias o farmacéuticas de los
afiliados a la Seguridad Social.
─
Está prohibido que nadie actúe siendo lo
que no es, sin una habilitación o titulación específica. Es decir, un marciano
no es un terráqueo. Pero no está prohibido que los jueces actúen como
políticos, los políticos como jueces y los periodistas como los dos anteriores
según convenga al consejo de administración.
─Y
por último, decirte que se acabará
prohibiendo el aborto, el divorcio, o el matrimonio gay, a petición de la
Conferencia episcopal, asunto este que tanto afecta a sacerdotes, monjitas y pensionistas.
Con
semejante cocido de carnaval y las reflexiones de Juan, no sé si será mejor morir de un ataque
de colesterol comparsa, o de una
nueva prohibición legislativa que nos
obligue respirar solo en días alternos,
para evitar la contaminación de los vehículos en nuestro planeta.
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